La evolución de la moda

 

LOS DORADOS AÑOS VEINTE

Los primeros años veinte estuvieron marcados por la inseguridad en lo que a la moda se refiere. Al principio y por razones prácticas, las faldas siguieron siendo tan cortas como durante la guerra. Poco tiempo más tarde se abrió paso una prenda suelta hasta las pantorrillas, que se sujetaba sobre las caderas con un cinturón o chal* y cuyo cuerpo caía holgado sobre la cintura baja. Era cómoda pero nada favorecedora. En 1925, el dobladillo de las faldas aún cubría las rodillas, pero dos años más tarde ya se permitía enseñarlas.

Ese instante marcó el nacimiento del estilo que hoy identificamos con los años veinte: un vestidito suelto con tirantes estrechos.

Por primera vez en la historia de la moda, los vestidos de día eran tan cortos como los de noche. La tela escaseaba y había que aguzar el ingenio para confeccionar los vestidos. Básicamente se utilizaban tejidos transparentes, que se recubrían en puntos estratégicos con perlas falsas o flecos de seda. Se llevaban medias claras, confeccionadas en seda natural o artificial, que parecían una segunda piel.

Por último, era posible contemplar una gran de piel al desnudo, pues los escotes delanteros y traseros prácticamente llegaban hasta la cintura, aunque sin enseñar nada. Debajo, la prenda más usada era una combinación de algodón color crema compuesta por un corsé y un sujetador para disimular los pechos, con tirantes ajustables, parte delantera bordada, partes laterales y traseras elásticas, cierre lateral con corchetes y cuatro portaligas ajustables. Todo esto, a menudo se complementaba con un visón.

Dado que los vestidos eran casi inexistentes, los abrigos debían ser opulentos y proteger del frío. Los complementos se apreciaban no tanto por su valor material como su capacidad para llamar la atención. Los zapatos estaban concebidos para bailar. No podían ser muy abiertos, se sujetaban con una tira alrededor del tobillo y presentaban medio tacón, ancho y estable.

Los trajes de noche estaban influidos por la pasión del baile y la ropa de día era deportiva. Destacaron las faldas, que apenas cubrían las rodillas, plisadas o ligeramente acampanadas y los vestidos camiseros.